El escándalo de los e-mails comenzó en 2006, y ahora se ha extendido como una mancha de aceite. Una serie de allanamientos realizados el viernes en distintos domicilios de Capital y la provincia podría dar a luz una encarnizada pelea entre la SIDE y una de las SIDE paralelas, además de que deja al descubierto al menos dos juzgados federales manejados con total impunidad por los espías. Ésta es una historia de escuchas cruzadas, traiciones, operaciones políticas, periodistas corruptos y dinero negro, que muestra la inexistente frontera de la vida privada de los personajes públicos: a 25 años de recuperada la democracia, el aparato de inteligencia en la Argentina sigue inalterado e inmanejable: el poder dentro del poder, la sombra en la sombra y los gobiernos que danzan a su alrededor, ingenuos o cómplices.
LA PUNTA DEL OVILLO. En 2006 el periodista Edgard Mainhard publicó un e-mail de la casilla personal de Alberto Fernández. Para Mainhard, esto no supuso conflicto alguno: días atrás, en su sitio web Urgente 24, escribió que “la responsabilidad de un periodista es verificar la información, no cuestionar su procedencia”, a la vez que reivindicó el hecho de pagar por la información que pudiera brindarle un funcionario. Pero volvamos a 2006: los e-mails de Alberto eran personales, cartas a Vilma Ibarra, letras de canciones. El jefe de Gabinete convocó a Paco Larcher (José Francisco Larcher, subsecretario de Inteligencia desde 2003, en la práctica el jefe de la SIDE oficial, sobre quien volveremos más adelante) y le pidió que investigara el asunto. Como su casilla de correo era de Fibertel, Alberto se comunicó con Jorge Rendo, operador de Héctor Magnetto, del Grupo Clarín, dueño de esos servidores. Rendo le confirmó luego que la pinchadura no estaba en el servidor, sino que había sido realizada por un hacker. Larcher llevó a la Jefatura de Gabinete días después una carpeta que contenía el origen de los allanamientos del viernes. La SIDE oficial le aseguró que los responsables eran dos espías de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) que vendían el resultado de varios hackeos. Para Larcher, algunos de los compradores eran Mariano Obarrio, Daniel Hadad, Carlos Pagni, Raúl Moneta, Darío Gallo y Roberto García. Las pinchaduras también tenían su sección de entertainment: actrices, modelos y personajes de la farándula. El nombre de Jorge Rial aparece, también, vinculado con la causa como uno de los compradores del Grupo de Tareas Digital. Imbuidos del espíritu de ida y vuelta de la comunicación, los espías no sólo vendían, también monitoreaban la computadora del comprador. Al cierre de esta edición, el editor de Ámbito Financiero, por ejemplo, estudiaba la posibilidad de presentarse en la causa como querellante: los e-mails de su casa y el diario están pinchados hace tiempo.
Consultados por Crítica de la Argentina, allegados al empresario Daniel Hadad desmintieron que él comprara información a los ex espías. Es más, dijeron que el propio Hadad fue víctima de espionaje electrónico y que seguramente lo citarán a declarar como damnificado. Darío Gallo, ex editor ejecutivo de la revista Noticias y actual editor de perfil.com, primero se rió ante la consulta. “¿Y cuánto dicen que pagaba?”, dijo. Gallo negó haber adquirido este tipo de información, aunque el portal de Perfil publicó, al menos en un par de oportunidades, material de esa procedencia.
Algunos meses después del hackeo a Alberto F, e-mails del juez federal Daniel Rafecas y del miembro de la Corte Raúl Zaffaroni fueron publicados por el Servicio Privado de Información (Seprin), un sitio web de agentes y ex agentes de inteligencia manejado por Héctor “Kolla” Alderete, cuyo domicilio también fue allanado anteayer.
Las denuncias fueron cayendo en distintos juzgados hasta que finalmente fue un juzgado muy particular el polo de atracción de todo lo vinculado con el tema: el de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, quien llegó allí de la mano del agente de contrainteligencia Jaime Stiusso y de su esposo, el fiscal de la Unidad AMIA Alberto Nissman, quien guarda en su ropero al terrorista suicida pero aún no lo ha dado a conocer. Todas las fuentes judiciales, policiales y del Gobierno consultadas coincidieron en un punto: el de San Isidro es un juzgado de la SIDE. La jueza Arroyo ya tuvo su primera prueba de amor con la muerte del prefecto Héctor Febbres: el Gobierno se empecinó en presentar el caso como un asesinato y no como un suicidio, y Arroyo siguió esa hipótesis hasta que el tema desapareció de los medios. El fiscal de la causa es Alberto Gentile, subrogante en San Isidro, antes en la Fiscalía Especial contra el Narcotráfico, donde Gentile se dedicó a dilapidar su presupuesto en cenas en Puerto Madero y ninguna investigación relevante.
La denuncia de hackeo formulada por Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema, cayó en el juzgado de Sergio Torres, pero fue rápidamente absorbida por el de San Isidro después de un llamado del senador Miguel Pichetto:
–La jueza Arroyo lo va a llamar esta tarde. ¿Por qué no le mandan la causa si ella ya está investigando el tema?
LA PUNTA DEL OVILLO. En 2006 el periodista Edgard Mainhard publicó un e-mail de la casilla personal de Alberto Fernández. Para Mainhard, esto no supuso conflicto alguno: días atrás, en su sitio web Urgente 24, escribió que “la responsabilidad de un periodista es verificar la información, no cuestionar su procedencia”, a la vez que reivindicó el hecho de pagar por la información que pudiera brindarle un funcionario. Pero volvamos a 2006: los e-mails de Alberto eran personales, cartas a Vilma Ibarra, letras de canciones. El jefe de Gabinete convocó a Paco Larcher (José Francisco Larcher, subsecretario de Inteligencia desde 2003, en la práctica el jefe de la SIDE oficial, sobre quien volveremos más adelante) y le pidió que investigara el asunto. Como su casilla de correo era de Fibertel, Alberto se comunicó con Jorge Rendo, operador de Héctor Magnetto, del Grupo Clarín, dueño de esos servidores. Rendo le confirmó luego que la pinchadura no estaba en el servidor, sino que había sido realizada por un hacker. Larcher llevó a la Jefatura de Gabinete días después una carpeta que contenía el origen de los allanamientos del viernes. La SIDE oficial le aseguró que los responsables eran dos espías de la Policía de Seguridad Aeronáutica (PSA) que vendían el resultado de varios hackeos. Para Larcher, algunos de los compradores eran Mariano Obarrio, Daniel Hadad, Carlos Pagni, Raúl Moneta, Darío Gallo y Roberto García. Las pinchaduras también tenían su sección de entertainment: actrices, modelos y personajes de la farándula. El nombre de Jorge Rial aparece, también, vinculado con la causa como uno de los compradores del Grupo de Tareas Digital. Imbuidos del espíritu de ida y vuelta de la comunicación, los espías no sólo vendían, también monitoreaban la computadora del comprador. Al cierre de esta edición, el editor de Ámbito Financiero, por ejemplo, estudiaba la posibilidad de presentarse en la causa como querellante: los e-mails de su casa y el diario están pinchados hace tiempo.
Consultados por Crítica de la Argentina, allegados al empresario Daniel Hadad desmintieron que él comprara información a los ex espías. Es más, dijeron que el propio Hadad fue víctima de espionaje electrónico y que seguramente lo citarán a declarar como damnificado. Darío Gallo, ex editor ejecutivo de la revista Noticias y actual editor de perfil.com, primero se rió ante la consulta. “¿Y cuánto dicen que pagaba?”, dijo. Gallo negó haber adquirido este tipo de información, aunque el portal de Perfil publicó, al menos en un par de oportunidades, material de esa procedencia.
Algunos meses después del hackeo a Alberto F, e-mails del juez federal Daniel Rafecas y del miembro de la Corte Raúl Zaffaroni fueron publicados por el Servicio Privado de Información (Seprin), un sitio web de agentes y ex agentes de inteligencia manejado por Héctor “Kolla” Alderete, cuyo domicilio también fue allanado anteayer.
Las denuncias fueron cayendo en distintos juzgados hasta que finalmente fue un juzgado muy particular el polo de atracción de todo lo vinculado con el tema: el de San Isidro, a cargo de Sandra Arroyo Salgado, quien llegó allí de la mano del agente de contrainteligencia Jaime Stiusso y de su esposo, el fiscal de la Unidad AMIA Alberto Nissman, quien guarda en su ropero al terrorista suicida pero aún no lo ha dado a conocer. Todas las fuentes judiciales, policiales y del Gobierno consultadas coincidieron en un punto: el de San Isidro es un juzgado de la SIDE. La jueza Arroyo ya tuvo su primera prueba de amor con la muerte del prefecto Héctor Febbres: el Gobierno se empecinó en presentar el caso como un asesinato y no como un suicidio, y Arroyo siguió esa hipótesis hasta que el tema desapareció de los medios. El fiscal de la causa es Alberto Gentile, subrogante en San Isidro, antes en la Fiscalía Especial contra el Narcotráfico, donde Gentile se dedicó a dilapidar su presupuesto en cenas en Puerto Madero y ninguna investigación relevante.
La denuncia de hackeo formulada por Lorenzetti, el presidente de la Corte Suprema, cayó en el juzgado de Sergio Torres, pero fue rápidamente absorbida por el de San Isidro después de un llamado del senador Miguel Pichetto:
–La jueza Arroyo lo va a llamar esta tarde. ¿Por qué no le mandan la causa si ella ya está investigando el tema?
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Como podrá apreciar este blog informa - De uno y de otro lado usted saque sus propias conclusiones.La Argentina a nuestro juicio está nuevamente en peligro de ceder la democracia, por lo que nos vemos obligados de que usted se informe debidamente.Sin prejuiciosni análisis cínicos como d.eangelis tuvo su 17 de octubre,o kirchner es el nuevo perón.(Lamentablemente ninguno de los dos sonperonistas)sólo les interesa el poder.-En el medo estamos nosotros-En nosotros está en ejercer la memoria y no dejarse llevar de las narices por imbéciles que malinforman o con una supina mala intención le hacen el juego a estos dos grupos de poder que nos levan a la destrucción como Nación- Feliz día del Padre.- Las operaciones maliciosas comenzaron desde la valija de antonini wilson, proveniente de EE.UU. por espías protegidos por el FBI y de la CIA. Con la reunión del embajador del país del norte con sectores rurales, y empresarios monpólicos para hacerle la vida imposible a Kirchner ,por su acercamiento con el gobierno de Venezuela.Declarado como eje del mal por EE.UU,por haber estatizado empresas que se llevaban el petróleo en desmedro de la población venezolana.-Podrá gustar o nó Chavez,poco importa esto es Argentina. Los privilegios de pocos dirigentes capitalistas aún se mantienen,los irrita que los controlen, que blanqueen sus cuentas,por ende sus impuestos, y dejen de ganar, sí escuchó bien dejen de ganar no perder- Si me preguntan que prefiero a modo del vulgarismo autóctono que hay un lugar para elegir.??(algo realmente esúpuido eso de elegir a un bando o estoycon el amigo de mi enemigo) Me quedo con la peor de las democracias-La Coalición Cívica que encabezan los Macro, Los Lilitos Carrió, y los de Angelis,los Kirchner,nos van a llevar al enfrentamiento que como siempre somos nosotros quienes aportamos los muertos.- Pero como dice el amigo diego en el post cuando el futuro nos alcance de su blog más abajo, la culpa siempre la tienen los otros.-Feliz día del Padre-
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