ejercer la memoria,es la única posibilidad que tenemos de no volver a equivocarnos y elegir lo más parecido al pensamiento nacional y popular.Las Malvinas son Argentinas
composición Islas Malvinas
Pvcia.de Tierra del Fuego,Antártida,Malvinas é Islas del atlántico Sur
Dice el infobae..Nótese la alegría del triunfo de Juntos por el Cambio en la Antártida..en la cual votaron
De las 131 personas que votaron, 95 lo hicieron por el principal espacio opositor. Ganan allí consecutivamente desde 2015. En Tierra del Fuego sucedió lo opuesto /reza el portal
Es notorio q nosotros somos el interior y ellos el exterior..Obvia y no resalta q Tierra del Fuego es la Provincia de Tierra del Fuego Antártida é Islas del Atlántico Sur..
Les dejo este recordatorio del Dr. Adrian de Antueno,autor del Libro de la gesta Provincializadora,cuyo post más abajo prece..en la cual podran anoticiarse de las leyes Argentinas q hacen y,protegen a la Soberanía..del Territorio de la Provincia y de la Argentina,cua riqueza se halla en nuestra plataforma y,que tanto entregan desde #EL EXTERIOR#,HACIA EL INTERIOR..como gustan llamaronos al resto del País que no habitamos en la nueva Londres en que se convirtiera la ciudad de Buenos aires..sede de Downing Street..
Las bases q se encuentran emplazadas en al antártida son en su mayoría compuestas por personal Militar,eso es más q obvio..Adoctrinadas en la Antipatria,si no se puede explicar que el Gobierno de Juntos x el cambio nos puso de rodillas,no sólo con el endeudamiento,una maniobra exclusiva de los imperios para colonizarnos,sino q su canciller,en estado de ebriedad habíafirmado el Pacto Foradori Duncan,q además de vergonzoso para la Argentina, era entregador de soberanía, y ellos que visitan por un año nuestra Antártida hacen soberanía(SIC)..es inexplicable é irónico pero es la realidad y, es además la única verdad..También dice el portal .x si se olvidaron les dejo el mapa a ése portal a efectos de verificar el territorio de a Provincia Fueguina..Q dicho sea de Paso Ganó la Unidad q supo concebir el Gobernador Melella q es reelegido en primera vuelta..
No es novedad del voto en blanco en estas tierras viene creciendo..A pesar de que la mayoría se nutre del Estado..Y de la Industria tecnológica..Petrolera,y un Mar cada vez mas colonizado con sus depredadores euopeos ,orientales y que la Base Militar de la Otan vigila con celo desde nuestras Malvinas..
Recuerdole también al portal q Patricia Bulrich quiso regalar las Malvinas definitivamente a Inglaterra,por las vacunas COVID de la empresa que hacía lobby Pfizer..y,que varios legisladores de Juntos por el Cambio abogan para abandonar el reclamo soberano de nuestras Islas..Al igual los Pactos de Madrid firmados por el Carlos,y los Pactos recientes con el FMI..q opera y administra la comonwealth con EE.UU,..cuyos directores son europeos,pero de bancos ligados a la posguerra ..hay que tratar de informar y,no desinformar a diario..y alegrarse porque nuestras fuerzas Armadas votan con alegría a Juntos por el Cambio,cosa que me entristece que se tiren un tiro en el pié,a los ingleses hay q tirarles no a los Argentinos..eso..nada..
Parecería mentira que esta historia se cerrase, gardelianamente, con
unos 40 millones de argentinos y argentinas dándose cuenta de que, como
ya parece posible, no se haga el Canal Magdalena.
Fundamental para un comercio exterior que podría salvar por sí solo a esta república de todas sus deudas y tormentos monetarios,
a estas alturas ya es sospechable que, aún con todo lo que duele,
finalmente se impongan la indecisión o la decisión negativa –para el
caso, lo mismo–, y se cancele o distorsione la obra.
Y
es que es ya evidente que todo este asunto no fue conducido por
funcionarios capaces de defender los intereses nacionales. Más bien todo
lo contrario: parece obra pergeñada para servir a enemigos de la
República Argentina.
Por eso el ingeniero Tettamanti,
frecuente consultor de esta columna, se preguntó en voz alta esta misma
semana: "¿Que país va a tomar en serio a la Argentina cuando reivindique
las Malvinas y la Antártida, si por acto propio se obliga a navegar
hacia el Norte y ser mediterráneo?"
El Presidente Fernández
declaró más de una vez que el 1º de Marzo se llamaría a licitación para
iniciar las obras del Canal Magdalena. Incluso anunció la inminente
licitación, solemnemente, en el Puerto de La Plata.
Pero la verdad, semana y media después, es que no se publicó ningún llamado a licitación para construir ningún nuevo canal.
Y en cambio han habido reuniones frenéticas de lobbistas rosarinos en
contrario. Tanto que, como le dijo a este columnista otro de los
veteranos marinos citados en anteriores notas, "ya no tiene sentido
explicar por qué estas vueltas y revueltas. Acá la verdad es una de
tres: o el presidente ha mentido; o tiene miedo y carece de poder; o nos
espera una hermosa sorpresa". Y guiñando un ojo concluyó: "Pero hasta
ahora, del Magdalena ni noticia".
Es evidente –y dolorosamente visible– que la Argentina, en ésta como en muchas otras materias, es un país gobernado desde el exterior. Dicho sea en el sentido adicional de que es un país que de tanto entregar soberanía ya, ahora y a este paso, hasta sin moneda podría quedarse,
si electoralmente el pueblo cayera en otro suicidio involuntario como
cuando aplaudió a Carlos Menem y antes al dictador Galtieri y sus
lacayos, que acabaron entregando las Islas Malvinas.
Así perdimos
la Soberanía en infinidad de aspectos, igual que se perdieron el
orgullo patriótico y la docencia argentinista a la niñez. Y lo más
fiero, hoy, es que pareciera que muy pocos en el gobierno, y en la
política, se atreven a sincerar las cosas sin cosméticas retóricas. Por
eso y más allá de engaños y falsas promesas, a este paso podría suceder
que el Canal Magdalena finalmente no se haga y volvamos al perverso
sistema de concesiones.
Es claro que todavía cabe esperar, y es casi obligatorio confiar porque la palabra y la decisión del gobernador bonaerense han sido constantes y fuertes. Pero
es un hecho también que si la sede del verdadero gobierno sobre el
Paraná y el Plata sigue estando en Rosario –que es algo así como el
santuario de las veintitantas corporaciones gigantes que monopolizan el
comercio exterior supuestamente "argentino", y a las que muchos
gobiernos nacionales no se atrevieron siquiera a mirarlos a los ojos–
todo será muy difícil.
Lo cierto es que allí se reúnen
permanentemente los mandamases de las grandes empresas exportadoras,
fundamentalmente cerealeras, con representantes gubernamentales que más
parecen embajadores enviados para contener iras de patrones foráneos.
Pero estos no siempre defienden a cabalidad los intereses argentinos. Y
así pasan las semanas, y en cada reunión o congresito discuten el cobro
de peajes, controles livianitos, favores intercambiables y, lo más
penoso, las perspectivas de dragados más profundos en el Paraná, lo que es demostración de delirantes aspiraciones en un río que ya está herido.
Es
obvia la urgencia de un gobierno nacional que haga lo que hay que
hacer, esto es, intervenir en defensa de la Patria y de los intereses de
la República Argentina, en lugar de disimular el evidente y constante
miedo que los vence en cada mesa de debates, concilios o pulseadas, que
las pierden todas. Por eso el esquema colonial sigue intacto. Y el río
sufre tanto como las comunidades ribereñas donde miles de familias de
pescadores ya no tienen la libertad de antaño, y la pesca se ha
debilitado, y los incendios de campos que son propiedad de grandes
terratenientes son cada vez peores.
Lo cierto es que con el
actual esquema de concesiones que entregaron la navegación, la
administración portuaria y el control costero a intereses extranjeros y
grandes negocios incontrolados, no hay posibilidad alguna de retomar el
control del comercio exterior que la Argentina supo tener en otros
tiempos. Y sin Canal Magdalena, la Argentina está condenada.
Por
eso, si acaso se vuelven a concesionar puertos y no hay severos
controles de AFIP, UIF, SENASA y Prefectura, por lo menos, no hay
ninguna posibilidad de recuperar una fuerte soberanía portuaria. Y así,
sin acceso soberano al mar ni a las propias costas, la Argentina acabará
perdiendo para siempre toda la Patagonia (hoy ya escandalosamente
ocupada, a la vista o en secreto), así como también la que todavía
llamamos Antártida Argentina. A este paso todo será peor si no se
consolida nuestra presencia en el Atlántico Sur. Lo que es imposible sin
decisión política.
Ahí está el ejemplo de los Estados Unidos, país al que tanto imbécil quiere imitar en sus peores rasgos, pero ignorando la astucia y la firmeza con que los Estados Unidos cuidan y resguardan sus bienes naturales y en especial sus grandes ríos:
el Missouri y el Mississippi fundamentalmente. En ellos todo lo que se
mueve en sus aguas necesita autorización del Estado Nacional y paga
impuestos; todas sus costas son resguardadas y controladas por el
Ejército norteamericano, como todo lo que sucede en las aguas es
responsabilidad de la Marina de los Estados Unidos. E incluso los barcos
extranjeros, para navegar en territorio estadounidense deben haber sido
fabricados en ese país, que así cuida, preserva y resguarda todo el
sistema y por eso, además, tiene acaso el más eficiente comercio
exterior del planeta.
El Estado, en el gran país del Norte,
jamás queda reducido a mero administrador de negocios de dragado,
puertos de entrada y salida de mercancías quién sabe si declaradas. Y
así enseña, involuntariamente, que un Estado que no planifica ni
controla la navegación de sus ríos y mares, y no cuida su sistema
portuario, y encima desde el extranjero le cambian el nombre a sus ríos
para que sus habitantes no se den cuenta del choreo, es un Estado lelo,
inane, chirolita y encima barato.
Solo Juan Domingo Perón, en sus
dos planes quinquenales, planteó esto. Y a este columnista, que recorre
el país y conoce las 23 provincias, no le cabe la menor duda de que el
pueblo argentino se levantará un día de estos para recuperar –en paz y
en rigurosa democracia– los ríos y las minas, las costas y los mares,
las praderas fabulosas y los fabulosos subsuelos. Sólo falta, para
conducirlo, quien tenga la honestidad absoluta de conocer y compartir,
urgido por empezar la tarea. Como en el 45, como en 2003.
Esta
columna está segura de que el pueblo argentino quiere recuperar la
soberanía, llamar por su nombre al Paraná, y que en el Magdalena flamee
la celeste y blanca. Quizá estemos en la última recta previa a un
venturoso futuro