Mempo GiardinelliSe llama Grain.org y es una pequeña organización internacional
fundada en 1990, con sede en Barcelona, España, que trabaja apoyando a
campesinos y movimientos comunitarios en sus luchas alimentarias, con
estricto respeto a la biodiversidad. Apoya a agricultores de pequeña
escala, y sus investigaciones y análisis sirven a redes locales,
regionales e internacionales, promoviendo formas de cooperación justas e
igualitarias en África, Asia y América Latina.
La labor de Grain
empezó a llamar la atención a partir de la acelerada pérdida de
diversidad genética en muchas geografías agrícolas, que afecta la
existencia mundial de alimentos. Su más reciente informe –que se lee en
internet– es impresionante y utilísimo para comprender que en la Argentina las luchas contra el modelo extractivista-exportador y por
recuperar la soberanía fluvial tienen sentido, esencia y urgencia,
porque la cruel verdad es que la riqueza granaria argentina no alimenta
al pueblo, y el hambre popular es el veneno de toda democracia. Sólo necios, millonarios, corruptos y cipayos son capaces de negarlo.
Ese
modelo fue creado en 1884 al fundarse la Bolsa de Comercio de Rosario
(BCR), entidad que hoy ofrece informes y datos que no siempre se
corresponden con lo que sucede en el agro, más allá de que es evidente
que trabaja en contra de los intereses nacionales y ni se diga los
populares. "De hecho parece obvio que co-gobiernan la Argentina
–sostiene un veterano capitán de dragas que prefiere el anonimato–. Han
infiltrado todo el Ministerio de Transporte, que funciona como sucursal
porteña de la sede rosarina; y si me apura, también la Administración
General de Puertos".
Lo cierto es que el vocablo
"traición" hoy está en boca de muchas personas disgustadas con las
agroexportaciones, quienes rumian entre dientes porque todavía no se
atreven a calificar con extrema dureza al que sotto voce llaman ya "gobierno traidor". "Les ordenaron entregar el Paraná y lo van a entregar, lo están haciendo", protesta ese capitán.
Lo indudable es que hoy se necesita una logística soberana y con decisión patriótica; no al servicio de las multinacionales. La Argentina no necesita hidrovías ni corredores bioceánicos, y en cambio sí le es urgente abocarse a la integración y manejo de su comercio exterior independiente, soberano y liberado del codicioso interés de las multinacionales
que, funcionales a la BCR, concentran la navegación en el Río de la
Plata por el Canal Punta Indio, que sirve a Montevideo, anulando el
Canal Magdalena que va paralelo a la Provincia de Buenos Aires y es
mucho mejor y no sólo porque es nuestro sino también porque es más corto
y más profundo, y de más económico mantenimiento, dragado y balizado. Y
porque además de ser mejor operativamente, une, por aguas argentinas, a nuestros ríos con la extraordinaria costa atlántica que tenemos.
Por
estas cuestiones se desvelan muchos patriotas, hombres y mujeres que
conocen y aman nuestros ríos y costas, poniéndole el pecho a las
multinacionales voraces y a los cipayos paridos y alimentados hace años
por las dictaduras y el menemismo.
Como se aprecia, es urgente
que el Canal Magdalena se concrete cuanto antes, aunque la decisión
acaso pueda ser arrancada por el pueblo desde las calles, lo que sería
indeseable y peligroso. Pero también sería letal que la Argentina
hídrica quedara partida en dos y todo el comercio exterior entrara y
saliera exclusivamente por Montevideo, que ya es, de hecho, un puerto
anglo-belga.
Por eso es hora de que nuestro gobierno, por su origen nacional y popular y su esencia por así decirlo peronista, cambie el rumbo. Es dramáticamente urgente.
Además, la Argentina ya no tiene flota de bandera nacional, ni puertos estatales,
e incluso esta semana que pasó la República del Paraguay anunció que
los barcos que partan de Asunción ya no necesitarán prácticos argentinos
en todo el Paraná.
Esas, como es fácil advertir, son tres
recuperaciones urgentes que también impide hoy el malhadado decreto
949/20, que sigue vigente como maldita agencia de traspaso de nuestros recursos fluviales y marítimos a empresas extranjeras.
El hermoso Delta del Paraná, donde hoy son visibles bestiales lenguas de
fuego, riegos con glifosato y violentas expulsiones de antiguas
familias isleñas.
Encima,
el desdichado cuadro se completa desde el poderío de empresas y
entidades vinculadas a la BCR, como Monsanto o la Sociedad Rural, que ya
estarían lanzadas a la conquista del hermoso Delta del Paraná, donde
hoy son visibles bestiales lenguas de fuego, riegos con glifosato y
violentas expulsiones de antiguas familias isleñas.
Por fortuna es
cada día más amplia la oposición a todo esto, y no sólo en los grupos
de luchadores por la recuperación de la Soberanía. Y es que la esencia e
integralidad de la cuestión ya no admite excusas ni demoras. El drama
hídrico argentino va a la par del inexplicable fantasma que recorre esta
república: hay hambre y hay un justificado miedo en miles de hogares
y taperas de todo el país, como hay un clima social que en general
atemoriza, enerva y desnutre a millones de compatriotas. Y ya va
siendo hora de que eso acabe. Que es la reivindicación mayor y más
urgente del reclamo de Soberanía, aquí y ahora ya un imperativo
categórico que golpea a las puertas de la Casa Rosada y el Congreso
Nacional, hasta ahora incapaces de resolver este drama absurdo que vive
esta nación.
La afirmación anterior alude, obvio, a todo el poder político y económico, y al sistema productivo y al educativo, porque lo
que está en crisis son las relaciones humanas de 47 millones de
argentinos y argentinas. Y no se puede seguir sin responder a eso.
El Presidente de la República es el primero que debería pronunciarse por
la Soberanía en sentido amplio, federal y directriz, encabezando una
revolución cívica, democrática y pacífica. Porque es absurdo que el sistema político democrático se mantenga en silencio. Alguien tiene que decirles que no es silencio sabio, sino elusivo y poco responsable.
Por todo lo anterior puede vaticinarse que va a ser numerosa y muy expresiva la participación popular en la marcha y acto pacíficos de este viernes 24, al mediodía, en las puertas de la Bolsa de Comercio rosarina.
Que es el símbolo perfecto del poder de exacción e injusticia en el
reparto de los beneficios que es capaz de proveer todavía la Argentina.
Pero cuya concentración agroindustrial, financiera y abuso de poder son
inaceptables.
Desde ninguna lógica es admisible tanto abuso.
Que encima al arrasar con nuestro bendito río Paraná y vedar toda
salida soberana al Atlántico y al mundo, condena al pueblo argentino
–hoy hambreado, desalentado y presa de un enojo realmente peligroso– a
posibles escenarios de alto riesgo, sobre todo si se reconoce el grado
de irresponsabilidad de la delirante oposición que padece la república.
Porque ningún pueblo tolera mansamente una lenta y cruel agonía como la de este país descuajeringado. Escenario
que sólo puede detenerse con cambios profundos en la economía, la
educación, el trabajo, la industria, el comercio, el empleo, los
servicios básicos y la explotación responsable y soberana de los
muchísimos bienes naturales que históricamente han sido bendición y
maldición a la vez, y siempre excusa para injusticias sociales que es
urgente terminar. O sea.
Recomiendo la lectura en éste enlace del autor.cuya pluma es más pulida ,literal y analiza con certeza los males de la República..
13 de junio de 2022
https://www.pagina12.com.ar/autores/1856-mempo-giardinelli