Cuando los que cortaban rutas eran negros de mierda
Desde un tiempo a esta parte, en cambio, la malsana actividad se ha propagado con magnitud tal que se ha convertido en un abuso múltiple y cotidiano. Ninguna vía de tránsito -incluso las trazas ferroviarias y las rutas nacionales- está exenta del riesgo de ser obstruida durante horas, cuando no días o semanas, por grupos minoritarios de la más variada índole, uniformados bajo la común y ya proverbial denominación de piquetes, que no encuentran otro recurso para manifestarse que el de hacer caso omiso de la disposición constitucional que garantiza el libre tránsito.
Saltan a la vista los perjuicios provocados por ese prepotente y extemporáneo comportamiento. Desde embotellamientos del flujo vehicular y las consiguientes demoras hasta, en más de una oportunidad, el desabastecimiento de productos de primera necesidad o las pérdidas de cargas perecederas.
Según parece, las autoridades parecerían haber optado por desentenderse de la gravedad de esos flagrantes atentados a las más elementales normas de convivencia. De lo contrario, no habría explicación alguna para la impunidad con que son tendidas las barreras humanas, plantados los obstáculos armados con materiales de desecho y propagadas las fogatas alimentadas por neumáticos de descarte.
Ni tan siquiera la excusa de que esos grupos contestarios están ejerciendo el indelegable derecho de expresarse en libertad puede servir de pretexto para la contumaz reiteración de estos desórdenes. Sea cual fuere la validez de los argumentos con los cuales se pretende darles sustento, pesa sobre ellos el descrédito que siempre ha distinguido negativamente a las conductas egoístas y carentes de solidaridad.
El bloqueo de las vías públicas es un acto de violencia punido por la legislación vigente. Prevenirlo, reprimirlo cuando así lo dicten las circunstancias y sancionar a sus autores y a sus instigadores no configurará, pues, una actitud autoritaria. Por el contrario, significará que no es desatendida la legítima misión de poner orden para impedir que el piqueterismo siga adelante en su desmadre y entre de lleno en el territorio de la anarquía.
Fuente: La Nación: http://www.lanacion.com.ar/309751
Cómo editaron la medida judicial
La medida judicial que ordenó la detención de ocho ruralistas y la imputación a dirigentes opositores fue editada el sábado por los diarios como una acción del Gobierno. En Clarín, Santiago Fioriti afirmó que “la ofensiva judicial del Gobierno alcanzó a la oposición”. En
¿Un ex represor con el campo? |
miércoles, 28 de mayo de 2008 | |
Un ex represor tandilense apareció en TV junto al dirigente del campo Alfredo De Angelis. Se trata de Julio M. Mendez, quien se encuentra procesado en el juicio por los centros clandestinos de detención en Tandil. La denuncia fue presentada por la concejal de Tandil Maria Rosa Toncovich (FPV) a través de una cadena de correos electrónicos. “Méndez está procesado por el centro `Quinta de Méndez´, y en estos momentos tiene prohibido salir del país por el juez federal Comparato, que entiende en la causa”, asegura el mensaje al que se sumó la APDH de Olavarría. (Infoeme.com) |
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