viernes 14 de diciembre de 2007
Golpe bajo
Ayer, Marcelo Tinelli le preguntó a su abundante audiencia qué sueño querían que se concretara: el de los chicos con capacidades especiales o el de la fundación que ayuda a pacientes que sufren cáncer. Es claro que emociona ver a unos u otros nenes llorando y dándole energía y afecto a los patinadores y a los famosos. Emociona y está muy bien, pero de vez en cuando molesta que armen toda esa situación, en la que le dejan al público la difícil tarea de tener que decidir entre dos dolores distintos. Hay que tener en cuenta que el dolor no es comparable, y es inconmensurable. Parece hasta violento, cruel, y el hecho de que sea un negocio hace más dudosa toda esa democracia de mensajes de texto y llamados. Otra cosa que contamina la atmósfera, son los comerciales de papa fritas que se hacen en vivo, entre imágenes de una fundación e imágenes de la otra. Hace a la escena muy vulgar, corriente, y hasta da la sensación de que es todo una gran maqueta en la que todo se manipula.
Lo cierto es que al final de todo, Tinelli dijo que estaban muy contentos de haber podido cumplir los dos sueños, entonces sonreí, pero Marcelo dijo: el sueño del patinador y el sueño de haber realizado este programa.
fuente nuncanada.blogspot.com
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