Para las operaciones de recuperación de nuestras Islas MALVINAS, GIACHINO fue Jefe de una patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos que desembarcó el 1 de abril de 1982 durante la noche, en una playa al Sur de PUERTO ARGENTINO. Su misión era lograr la rendición del Gobernador británico antes de que el grueso de las tropas argentinas irrumpiera en la localidad. Con ello GIACHINO debía evitar un sangriento e inútil combate en plena planta urbana.
La patrulla desembarcó desde el Destructor A.R.A. “SANTÍSIMA TRINIDAD”, logrando llegar a las playas en Kayaks; las fuerzas enemigas de la zona no advirtieron el desembarco…
A las seis de la mañana del 2 de abril de 1982, GIACHINO rodeó con sus hombres la casa del Gobernador británico y le intimó rendición; los británicos, sorprendidos, abrieron luego sobre la patrulla. Tal como prescribían las órdenes recibidas, GIACHINO procedió sin provocar bajas ni danos al oponente; sin duda, estas órdenes son las más difíciles que pueda recibir un militar, pero GIACHINO estuvo a la altura de las circunstancias.
Repite varias veces su intimación; los británicos redoblaron sus disparos sin dar indicación de tregua alguna.
Treinta minutos después, la primera ola de asalto de la Fuerza de Desembarco Argentina toca tierra en las playas distantes unos siete kilómetros de donde GIACHINO estaba tratando de lograr la rendición del Gobernador. La recuperación de las Islas se estaba consumando. Pocos minutos después, los vehículos anfibios blindados de la Infantería de Marina Argentina rodaban hacia PUERTO ARGENTINO, mientras naves de la FLOTA DE MAR hacían ver sus siluetas en la bahía.el presnete relato son los diálogos en las acciones en nuestras Malvinas-
García Quiroga tomó una granada, sacó el seguro y la arrojó hacia el jardín.
A la explosión siguió una voz en inglés, desde la casa:
- ¡Mister Hunt está por salir!
Molesto Giachino le dijo a García Quiroga:
- ¡ Apurelos, carajo !
El mensaje fue repetido. Como respuesta, una ráfaga de ametralladora y voces en ingles que gritaban "Mister Hunt, no salga".
El tiroteo se generalizó. Los cabos Alegre, Flores y Ledesma fueron cubiertos, de pronto, por algo así como una sábana naranja, efecto provocado por los proyectiles trazantes que les disparaban desde el pueblo, através de la cancha de fútbol.
- Jefe, si no entramos nos cocinan dijo García Quiroga mientras se tiraba cuerpo a tierra.
- Si ahí que entrar - dijo Giachino y salto una verja para llegar hasta la casa, seguido por Cardillo, Flores, Ledesma y García Quiroga.
La puerta conducía a un pasillo largo, con otra puerta lateral próxima a la entrada. Cardillo intentó abrirla con una patada, pero sólo logró lastimarce un pie. Sin pérdida de tiempo Giachino tomó una granada y golpeó el vidrio rompiéndolo. Se trataba de una sala sin salida aparente.
- Por aquí no, hay que dar la vuelta - gritó Giachino, saliendo con la granada en la mano que uso para romper el vidrio, seguido de cerca por García Quiroga. Casi inmediatamente giró y fue en ese preciso momento en que dos impactos de bala - uno en la región inguinal derecha y en el glúteo del mismo lado-, le hicieron perder el equilibrio y caer al suelo.
- ¡ Me dieron, Cristina, me dieron! Gritó refiriéndose a su esposa.
Simultáneamente, García Quiroga que le arrancaban el brazo. Tuvo la sensación de recibir un hachazo, luego un empujón leve, indoloro y fuego en el abdomen. Balbuceó algo, llamo a Alejandra, su mujer y cayo contra un cobertizo. El tiroteo continuaba. Con esfuerzo se desabrocho la parka. No sentía el brazo herido. Intento moverse pero el dolor lo hizo gritar. No obstante, se soltó el cinto, aflojó el pañuelo del cuello y trató de respirar normalmente. A su lado, Giachino gemía y llamaba al enfermero.
Tirados en el suelo y bajo una pertinaz llovizna, esperaron durante tres horas, en vano, la llegada de un helicóptero. Tanto Giachino como García Quiroga habían perdido mucha sangre. De pronto, se escuchó un grito dirigido a Giachino:
- Perdro, soy yo Tito. - Era el capitán Monerau, que rápidamente se aproximaba a los infantes heridos.
- Tito apúrate que no llego - respondió Giachino, quien estaba muy mal y que, con desesperación intentaba sentarse para poder respirar. El teniente Lugo se acercó, le abrió el overol y le rompió el pulóver de cuello alto y el chaleco antibala para que se liberara un poco.
El suboficial Cardillo y el cabo Ledesma ayudaron a subirlos a los vehículos disponibles para trasladarlos al pueblo, pero Giachino murió en el camino.
Alas 9,15 el Gobernador se rindió sin que se registraran bajas entre los militares y la población de las islas.
La masa de la Fuerza de Desembarco - Básicamente los elementos de asalto del BIM 2 con todo su equipo- se iba a reembarcar y regresar al continente ese mismo día. Pero como era factible la presencia de submarinos británicos en la zona, esa tarde se los hizo retornar en aviones navales y de la Fuerza Aérea, en una operación de repliegue que no estaba prevista. A mediodía del 3, solo permanecían en Malvinas unos Quinientos efectivos del RI-25 y de la Armada, con el propósito de asegurar el orden.
El Operativo Azul y la Operación Rosario pasaron a la historia como un ejemplo de acción conjunta, militar, reconocidas en todo el mundo por su concepción intachable, profesionalismo, coordinación y precisión casi perfecta
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