Segunda Parte=Noviembre del 2006-Dias atrás el Senado de la Nación ha dado media sanción a la llamada Ley Corta, que modifica la actual Ley de Hidrocarburos en forma tal, que bajo el sustento ideológico del federalismo, hemos retrocedido a las épocas de Nicolás Avellaneda y Julio A. Roca, donde los bienes del subsuelo mineral de la República comenzaron a ser entregados a particulares, mayoritariamente extranjeros.
Se ha consumado, en la práctica, la más ignominiosa entrega del patrimonio hidrocarburífero perteneciente a todos los argentinos, a las multinacionales petroleras . El Gobierno Nacional y sus socios han incumplido con el mandato constitucional vigente, resignando la soberanía energética y renunciando a la herramienta fundamental en cuanto hace a la captura de rentas y al consiguiente poder necesario para lograr proveer a la defensa nacional y promover el bienestar de su pueblo.
De esta forma, se priva de capacidad para poder aplicar una política económica y social independiente, con equidad social y equilibrio geográfico. La actual Administración ha profundizado el neoliberalismo energético vigente, lo que nos muestra como el único país donde el petróleo y el gas siguen siendo considerados simples commodities , cuya provisión futura será resuelta por la mano invisible que guía los comportamientos del mercado. Por su significación, el proyecto en trámite es el perfecto complemento de las Leyes de Reforma del Estado y de Privatización de YPF, que redujeron la República a sus ignominiosas condiciones actuales.
La sanción del Senado nos ha mostrado cuan poderosas son todavía las falacias difundidas por el neoliberalismo ; un falso concepto de federalismo ha provocado que sólo un senador haya defendido realmente los intereses de la Nación misma y de la gran mayoría de los argentinos y, en menor escala de importancia, el bienestar del estado provincial al que representa y de quienes lo habitan.
Ese falaz concepto de federalismo, pregonado por gobernadores inescrupulosos y serviles a las petroleras, y convertido en un dogma insensato contra las provincias más pobladas o de la pampa húmeda - a las que se culpa de todos los males cuando han sido sus habitantes quienes más han contribuido al desarrollo energético de la Nación- ha transferido la mayor riqueza común de todos los argentinos a capitales extranjeros, a los que Enrique Mosconi llamaba los " trusts internacionales del petróleo ". Al mismo tiempo reparte inequitativamente las riquezas del subsuelo : habrá una minoría de argentinos muy favorecidos (6.000.000) y una gran mayoría de perjudicados (32.000.000), situación que se agrava ante la crisis social en que estamos inmersos. Se habrá quebrado así el sistema solidario nacido con Y.P.F. Una antinomia mentirosa se ha creado entre quienes representamos una posición nacional y los compatriotas que creen defender los intereses de sus provincias ; en realidad estamos discutiendo por la apropiación de una riqueza que hoy no es de la Nación , ni de las Provincia, pues se la llevan las multinacionales del petróleo.
Siempre recordemos que los recursos que se van al exterior rondan los 12.ooo millones de dolares
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