Los dirigentes obreros se dividen en dos: Los sinceros y los dirigentes a sueldo, que prefieren aliarse con la oligarquía. A estos los conocemos nosotros y el pueblo. Mejor dicho, los conocemos nosotros porque el pueblo los mata en el olvido y ya no los recuerda más
El que se desvíe recibirá el mismo pago con que paga el pueblo; el olvido y el desprecio que se puede tener hacia los hombres que, habiendo sido puestos en el camino del bien, se van por el camino de la ambición y de los intereses bastardos
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