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viernes, 7 de mayo de 2010

La pelea por el legado de Perón ya llegó a Cristina


Mario Rotundo, el "heredero" y a quien acusan de estafa, le mandó una carta a la Presidenta.
El tironeo por el legado de Perón y Evita no tiene paz. La historia argentina lo sabe y, por si faltaba alguna prueba, acaba de comenzar una batalla legal por los 14 mil objetos que pertenecieron a Juan Domingo y Eva Perón que se rematan a través de Internet.
Todo empezó hace un mes, cuando Clarín publicó la noticia sobre la subasta on line que realiza la Fundación por la Paz y la Amistad de los Pueblos que conduce Mario Rotundo.
A los pocos días, el Instituto Nacional Juan Domingo Perón, que dirige Lorenzo Pepe y depende de la Secretaría de Cultura, emitió un comunicado furibundo, que aún puede verse en su sitio web, titulado: "No nos dejemos estafar por un prófugo de la justicia".


Allí se recuerda que Rotundo fue "condenado por defraudación y administración infiel y declarado en quiebra". Se asegura que en su testamento de 1968 Perón legó todos sus bienes a María Estela Martínez y se advierte que la única que puede extender un "certificado de autenticidad" de los objetos es Isabelita.

El virulento comunicado recuerda los entreveros con la Justicia que tuvo Rotundo durante su rocambolesca historia empresarial, en la que entabló una relación cercana con la Madre Teresa, Licio Gelli, Perón y Carlos Menem, entre otros.

Pero lo cierto es que hoy, este empresario que pasa sus horas en una pequeña y oscura oficina céntrica, rodeado de libros, cartas, discos, fotos, muebles y ropa que perteneció a Perón y Evita, muestra a quien quiera los documentos que certifican que es el legítimo depositario de todos esos objetos.

Entre ellos, la escritura madrileña 616 del 20 de abril de 1990 en la que Isabelita "cumpliendo la voluntad de su fallecido esposo" le cedió a su fundación todos los objetos muebles que pertenecieron al General.

Luego la viuda se arrepintió e intentó revocar ese mandato ante los tribunales. La batalla judicial concluyó en diciembre de 1998, con un fallo del juez Luis Alvarez Juliá a favor de Rotundo. Con esa sentencia en la mano, en 2000 logró que le entregaran todos los bienes depositados en el Museo de la Casa Rosada y luego fue recuperando muchos otros de distintas partes del mundo. Los últimos son los de la Quinta de San Vicente, a partir de un fallo reciente de la Corte Suprema bonaerense.

"El Gobierno sabe de todas estas decisiones en mi favor. Por eso, no puedo tolerar este ataque", explicó Rotundo, que mandó cartas documento exigiendo una rectificación a Pepe, el secretario de Cultura, Jorge Coscia, y la Presidenta Cristina Kirchner.

No sólo no obtuvo respuesta, sino que, según cuenta, en las últimas semanas sufrió el hackeo de la web peronyevasolidarios.org.ar, donde se realizan las subastas, y algunos de los que se habían interesados en los objetos se echaron atrás luego de que recibieran mails anónimos alertándolos de que podrían ser estafados.

Rotundo está furioso y afirma que "la soberbia de este Gobierno es terrorismo de Estado. No les bastó con cortarle las manos a Perón que ahora quieren amputar su última voluntad de quién quería que administrase sus bienes". Esta semana presentó una querella por calumnias en Tribunales.

Desde el Instituto Juan Perón, Lorenzo Pepe respondió con otra carta documento en la que ratifica el comunicado. Según explicó a este diario, su intención "no es injuriar, sino informar a la sociedad los antecedentes de este hombre".

El ex diputado dice que, de ser auténtico, debería crearse un museo para exponer todo aquello. Rotundo promete que, con el resultado de las ventas, hará beneficencia para los más necesitados, como era el sueño del General. La batalla está de vuelta en la Justicia.

Leonardo Mindez- www. boletin argentino.com

Cual fue el testamento público de EVITA respecto a sus bienes..Fragmentos de MI MENSAJE EVA PERON

Quiero que todos mis bienes queden a disposición de Perón como representante soberano y único del pueblo que todos mis bienes, que considero en gran parte patrimonio del pueblo y del movimiento peronista, que es del pueblo, y que todo lo que dé "La Razón de mi Vida" y "Mi Mensaje", sea considerado como propiedad absoluta de Perón y del pueblo argentino.
Mientras viva Perón, él podrá hacer lo que quiera de todos mis bienes: venderlos, regalarlos e incluso quemarlos si quisiera, porque todo en mi vida le pertenece, todo es de él, empezando por mi propia vida que yo le entregué por amor y para siempre, de una manera absoluta.
Pero después de Perón, el único heredero de mis bienes debe ser el pueblo y pido a los trabajadores y a las mujeres de mi pueblo que exijan por cualquier medio el cumplimiento inexorable de esta voluntad suprema de mi corazón que tanto los quiso.
Todos los bienes que he mencionado y aún los que hubiese omitido deberán servir al pueblo, de una o de otra manera.
El dinero de "La Razón de mi Vida" y de "Mi Mensaje", lo mismo que la venta o el producido de mis propiedades, deberá ser destinado a mis descamisados.
Quisiera que se constituya con todos esos bienes un fondo permanente de ayuda social para los casos de desgracias colectivas que afecten a los pobres y quisiera que ellos lo aceptasen como una prueba más de mi cariño.
Deseo que en estos casos, por ejemplo, se entregue a cada familia un subsidio equivalente a los sueldos y salarios de un año, por lo menos.
También deseo que, con ese fondo permanente de Evita, se instituyan becas para que estudien los hijos de los trabajadores y sean así los defensores de la doctrina de Perón, por cuya causa gustosa daría mi vida.
Mis joyas no me pertenecen. La mayor parte fueron regalos de mi pueblo.
Pero aún las que recibí de mis amigos o de países extranjeros, o del General, quiero que vuelvan al pueblo.
No quiero que caigan jamás en manos de la oligarquía y por eso deseo que constituyan, en el Museo del Peronismo, un valor permanente que sólo podrá ser utilizado en beneficio directo del pueblo.
Que así como el oro respalda la moneda de algunos países, mis joyas sean el respaldo de un crédito permanente que abrirán los bancos del país en beneficio del pueblo, a fin de que se construyan viviendas para los trabajadores de mi Patria.
Desearía también que los pobres, los ancianos, los niños, mis descamisados, sigan escribiéndome como lo hacen en estos tiempos de mi vida y que el monumento que quiso levantar para mí el Congreso de mi Pueblo recoja las esperanzas de todos y las convierta en realidad por medio de mi Fundación, a la que quiero siempre pura como la concebí para mis descamisados.
Así yo me sentiré siempre cerca de mi pueblo y seguiré siendo el puente de amor tendido entre los descamisados y Perón.
Por fin, quiero que todos sepan que si he cometido errores los he cometido por amor y espero que Dios, que ha visto siempre mi corazón, me juzgue no por mis errores ni mis defectos, ni mis culpas, que fueron muchas, sino por el amor que consume mi vida. Mis últimas palabras son las mismas del principio: quiero vivir eternamente con Perón y con mi Pueblo.
Dios me perdonará que yo prefiera quedarme con ellos, porque él también está con los humildes y yo siempre he visto en cada descamisado un poco de Dios que me pedía un poco de amor que nunca le negué.

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