El gobierno de Mauricio Macri les dice a los docentes que no tiene plata para aumentos. Sin embargo, destina casi 600 millones de pesos en subsidios a los privados. La mayoría son colegios confesionales. Las situaciones de privilegio. Una mirada sobre el presupuesto fija, de inmediato, la atención sobre uno de esos rubros de los que no se habla: los subsidios a la educación privada. Casi 600 millones de pesos al año salen del Estado para pagar los salarios de maestros y profesores de gran parte de los establecimientos particulares. La Comuna es la única jurisdicción del país en la que los alumnos se reparten casi en mitades: 356 mil en escuelas estatales y 330 mil en privadas. En el resto del territorio el promedio araña apenas el 25 por ciento del total de la matrícula. La distribución está viciada de situaciones de privilegio que se arrastran de años y nadie revisa. La absoluta mayoría de los beneficiarios son colegios confesionales. Los funcionarios PRO escudriñan la asignación de becas a estudiantes secundarios para darle, dicen, a los que realmente necesitan y evitar el clientelismo. El sostenimiento del sector privado, en cambio, aparece como intocable: un delegado del cardenal Jorge Bergoglio lo custodia. La ciudad de Buenos Aires destina 577 millones de pesos para subvencionar a las escuelas privadas. Un rápido muestreo permitió detectar algunas perlas en la información oficial: además de las partidas giradas a los establecimientos confesionales –la absoluta mayoría de los beneficiarios–, el Consejo Superior de Educación Católica (Consudec) recibe 320 mil pesos mensuales. Las Escuelas ORT, de la comunidad judía, cobran una cuota mensual de 980 pesos y tienen un subsidio de 458 mil pesos por mes.
la foto fué tomada de acá
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