Todos decían que la ley sería aprobada. Los expertos del universo ya estaban haciendo reservas para celebrar en los mejores restaurantes de Manhattan. Los compradores personales en Dallas y Atlanta fueron despachados para hacer los primeros regalos de Navidad. Los Hombres Locos de Chicago y Miami estaban descorchando botellas y brindando entre ellos mucho antes del desayuno.
Pero lo que no sabían era que cientos de miles de estadounidenses se despertaron ayer a la mañana y decidieron que era tiempo de rebelarse. Los políticos no la vieron venir. Millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos golpearon al Congreso tan fuerte como si Marshall Dillon (Comisario Dillon, personaje de una serie) y Elliot Ness hubieran descendido en Washington D.C. para detener los saqueos y arrestar a los ladrones.
Pero lo que no sabían era que cientos de miles de estadounidenses se despertaron ayer a la mañana y decidieron que era tiempo de rebelarse. Los políticos no la vieron venir. Millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos golpearon al Congreso tan fuerte como si Marshall Dillon (Comisario Dillon, personaje de una serie) y Elliot Ness hubieran descendido en Washington D.C. para detener los saqueos y arrestar a los ladrones.
La Corporación del Crimen del Siglo fue detenida por 228 votos contra 205. Fue raro e histórico; nadie podía recordar un momento cuando una ley apoyada por el presidente y el liderazgo de ambos partidos fuera derrotada. Eso nunca sucede. Mucha gente se está preguntando por qué el ala derecha del Partido Republicano se unió al ala izquierda del Partido Demócrata para votar en contra del robo. Cuarenta por ciento de los demócratas y dos tercios de los republicanos votaron en contra de la ley.
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