El colapso de 14.000 kilómetros cuadrados de hielo obedece al grave calentamiento de la Península Antártica desde hace medio siglo, 0,5 grados por década.
La plataforma de Wilkins, una de las ciclópeas placas de hielo que rodean a la Península Antártica, ha colapsado. Un año después de que se observaran las primeras grietas y tras meses de vigilancia satelital, las observaciones en la zona certifican el desprendimiento de un sector de 14.000 kilómetros cuadrados.
Testigos de la rotura en primera línea, la dotación y el equipo científico a bordo del buque español de investigación polar 'Hespérides' han constatado también el retroceso por fusión de 550 kilómetros del frente de hielo en el cercano Mar de Bellinghausen, al oeste de la Península Antártica.
La lengua continental más próxima a Sudamérica es la región del planeta que más acusa el calentamiento global en el último medio siglo; las temperaturas han aumentado allí medio grado por década.
La desintegración de una enorme porción de la placa de Wilkins supone un broche triste para el Año Polar Internacional, que se clausura en marzo. En el transcurso de la efeméride, celebrada entre 2007 y 2009, "se ha visto lamentablemente la mayor pérdida de hielo documentada hasta el momento, tanto en el Ártico, con pérdida récord de hielo marino en 2007, como en la Antártida, donde ahora asistimos a un retroceso dramático del hielo", explica desde el 'Hespérides' Carlos Duarte, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA-CSIC) y coordinador del Proyecto ATOS en ambos océanos polares, en el que participan investigadores de las Universidades de Lancaster (Reino Unido), del Algarve, de Québec y de Harvard.
Pronósticos cortos
La rotura de Wilkins y su fragmentación en témpanos gigantescos rubrica el acelerado deshielo en la región y deja cortos los peores pronósticos sobre el colapso de las grandes plataformas de hielo flotante en torno a la península. "Los sucesos recientes demuestran que fuimos demasiado conservadores cuando a principios de los 90 predijimos que la placa Wilkins se perdería en unos treinta años; está sucediendo mucho más rápido", valoró David Vaghan, del Servicio de Investigación Antártica Británica (BAS) cuando las imágenes de satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) detectaron las primeras grietas importantes en la placa, en febrero de 2008.
La placa de hielo Wilkins, una vasta superficie de hielo flotante adherida durante siglos al costado suroeste de la península antártica, se suma a la larga y creciente lista de plataformas heladas -Larsen A, Larsen B, etc- que han desparecido total o parcialmente en las últimas dos décadas. Wilkins ya sufrió una primera rotura significativa en 1998, cuando se desprendió un bloque de algo más de 1.100 kilómetros cuadrados, y otras parciales a lo largo de 2008 que casi liquidaron el puente de hielo que conecta las islas Charcot y Latady.
El nuevo colapso ha dejado el Mar de Bellinghausen, escenario de la actual campaña del 'Hespérides', sembrado de témpanos e icebergs de enormes proporciones que hacen muy peligrosa la navegación. Cubiertas hasta ahora por la plataforma de hielo, son aguas relativamente desconocidas. "No hay información fiable sobre la topografía del fondo, que según nuestros datos estaría entre 150 y 300 metros en la zona donde estamos trabajando", afirmó el comandante del 'Hespérides', Pedro Luis de la Puente. Desde el buque de la Armada han avistado icebergs desgajados de la placa y varados, "lo que indica que seguramente superan los 200 metros de altura", apostilló.
El Mundo.es
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