Como todas las mañanas ,debo desayunar y hacer un recorrido por las redes,sean èstas sociales, de medios,y por supuesto la comunidad bloguera..
Y uno encuentra opiniones de todo tipo,pero las que màs me llaman la atenciòn es la interna peronista..Todos sabemos que el Pueblo es Peronista.pero carece de dirigentes que esten a la altura de la doctrina de Peron y Eva..Por lo tanto se polarizan y hacen de su vida una eterna batalla interna, de por cual es el dirigente mas idòneo para conducirlos..Asì hasta acompañan a randazzo, que no dudò de que el Maestro Masòn al servicio de los imperios Magnetto es una buena persona..Y asì con Massa,y las orgas que se visten de panacartas de izquierda pero aman el dinero mas que la oligarquìa y no hablemos del poder y,la ostentacoiòn de paseo en los medios que lidera la masonerìa britànica y de embajadas..
Pero encontrè la manera de expresar lo que sucede en realidad en nuestra Naciòn..Y Liliana Lòpez Foresi mata su hambre de informaciòn como el que escribe y cuelga una nota en su red..de Ricardo Ragendorfer.. que bien ilustrra la revista ALMAGRO,supongo no è buceado aùn en la revista a fondo,prometo que lo harè con el debiudo tiempo..Que se debe al nombre de la barriada de ALMAGRo, barrio dividido de los 48 creo que cuenta la ciudad hoy,autònoma de Buenos Aires,aunque creo que de autonoma no tiene nada ya que recibe beneficios de todo la NAciòn como ninguna y hoy es el màs rico Barrio con nombre de ciudad autònoma..En fin prosigo..Decìa que el barrio debe llear su nombre por la època del virreynato del rio de la plata,dado que esa familia era conocida como "La quinta de almagro" si mal no recuerdo haber leìdo en la historia que los Mitre habìan publicado,de origen español..De todas maneras la revista contiene a simple vista una suerte de notas interesantes a las que invito a recorrer..
Aqui les dejo el link por sison curiosos como el que escribe..
“LA TRAGEDIA ARGENTINA, ADEMÁS DE SER POLÍTICA, ES PSIQUIÁTRICA”
Bien les dejo algunas cosas interesantes de Ricardo Ragendorfer.que fue entrevistado brilantemente por Franco spinetta y fotografìa de Guille llamos..
“Quedan pocos lugares como este”, dice Ricardo Ragendorfer, el Patán, sentado de frente a la puerta -como lo hacen todos los de su estirpe- del bar Aconcagua, en la esquina de Bolívar y Estados Unidos, barrio de San Telmo. Viejo frecuentador de los tugurios porteños, de los antros y los submundos, Patán reniega de la pasteurización turística que hace que “todos los barcitos parezcan iguales”. “Quedan pocos como este”, carraspea y repite con un café negrísimo en la mano, el Diario Popular debajo de sus anteojos, y un vaso grande con agua a una prudente distancia. Puede que Ragendorfer sea, como el Aconcagua, una especie en peligro de extinción. Un periodista de gráfica, meticuloso, exigente, pero también bohemio y solitario. Un renegado encantador, que se siente a gusto con mozos que conocen su nombre y habitués silenciosos y ensimismados entre mobiliarios de otra época, azulejos y whisky. Conocedor como pocos del adn de las fuerzas policiales y represivas de la Argentina, con varios libros sobre su espalda un poco encorvada -que permitirían hacer un trabajo antropológico sobre la materia-, Patán no frena y sigue escudriñando una realidad que hoy lo tiene obsesionado con la desaparición del joven Santiago Maldonado, presuntamente secuestrado por la Gendarmería tras una feroz represión en la comunidad Pu Lof en Resistencia, partido de Cushamen, Chubut. -¿Qué pensás que pasó con el pibe? -Me parece que lo mataron en ese momento, que se les fue la mano. Se sabe que fue visto por última vez en manos de esos tipos y después es todo especulación. -Conociendo cómo funciona la cabeza de los uniformados y su relación con la política, ¿creés que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich sabe y encubre o que no sabe realmente porque le mintió la Gendarmería? -Por empezar, el mando estratégico del ataque de la Gendarmería a la comunidad mapuche estuvo en manos no de un gendarme, sino del jefe de Gabinete de Seguridad, Pablo Noceti. Es un ex abogado de represores, un apologista de la dictadura. Es un mamarracho. Está a la derecha de Atila. En ese sentido, encubrir a la Gendarmería es medio encubrirse a sí mismo. Por otro lado, a diferencia de otras desapariciones que hubo en democracia, caso (Miguel) Bru, el albañil Núñez o el caso Julio López, este es bastante diferente. Si bien hubo excesos policiales en los primeros dos casos, y en el caso López hubo presuntamente connivencia entre policías y represores condenados, este es un hecho perpetrado desde las más altas esferas del poder. Es bastante significativo: la desaparición forzada de personas es un delito que comienza con la privación ilegal de la libertad de alguien por parte de agentes estatales y se completa con el silencio intencional o la negativa de dar información por parte de las autoridades del Estado. La desaparición de Maldonado cierra como una pelota de fútbol. -Por el devenir de los hechos, y el resultado electoral, parece que el Gobierno no pagará un costo político en el corto plazo. Ahora, ¿se le puede volver en contra en algún momento? -Ojalá. Es un delito de lesa humanidad y como tal no es prescriptible. Ojalá que se les vuelva en contra. Dependerá de la
combinación de fuerzas entre esta gente y el resto de la sociedad. Por semana se mandan tres trapisondas que en otro momento hubiera volteado gobiernos, incluso la detención de funcionarios. En estos momentos, estos tipos funcionan con una impunidad terrible. -Hubo una reacción de cierta oposición al Gobierno que, luego de las PASO, parece haber advertido que este proceso puede durar años. ¿Tuviste la misma sensación? -Estamos viviendo una situación que no se vivía desde 1984 en adelante. Toman medidas bastante burdas, como las escuchas a la ex presidenta Cristina Kirchner. Lo hacen con las llamadas pre-causas, es decir, no hay ninguna causa y –como dicen en la Justicia- “salen a pescar” sobre un tema determinado, pongámosle sobreprecios, en los que estaría involucrado Oscar Parilli durante su gestión. Eso les importa un carajo, y comienzan a detectar conversaciones que les pueden servir para armar nuevas causas judiciales. Entonces se arma un circuito: la AFI te pincha, filtran a los medios esas partes de Cristina puteando y algún fiscal, tipo Marijuán, te abre una causa. Son maniobras burdas, pero hay un porcentaje elevadísimo de los medios que articulan esta operación y un importante sector de la población que se lo cree. La tragedia argentina, además de ser política, es psiquiátrica. -¿Cómo sería eso? -Es muy curioso que la gente cuyo destino económico no es precisamente el de los más ricos del país, que padece este tipo de medidas, termine apoyando a estos hijos de puta. -¿Le encontrás una explicación? ¿No será consecuencia de una pelea excesiva del Gobierno anterior con la clase media? -No es sólo la clase media. Son sectores populares, también. Los tacheros no son clase media, son clase media baja. Muchos se enganchan por el lado de la inseguridad, que es otra construcción. “En mi barrio, la posverdad se llama mentira. Y la mentira hoy es una política de Estado. Estamos viendo cosas alucinantes” -La inseguridad se ha utilizado mucho en la campaña de una manera muy inteligente, lo cual demuestra también que no son improvisados. -Sí, pero ese es lugar de la posverdad. En mi barrio, la posverdad se llama mentira. Y la mentira hoy es una política de Estado. Estamos viendo cosas alucinantes. Hace poco vi en la tele un corte de vecinos que protestaban desde hacía una semana porque no tenían luz. Uno de ellos, el más vehemente y ofuscado, y el que ponía más ramitas en esa especie de barricada, era un señor que decía que no hay luz porque, debido a lo barato que estaban las tarifas, las compañías no podían invertir. Ese señor pedía a gritos que le aumentaran la tarifa, o sea, una locura. Ese fenómeno también coincide con otro, que ni siquiera es argentino, pero que el Gobierno explota muy bien y tiene que ver con lo que el sociólogo portugués, Boaventura de Sousa Santos, llama el “fascismo societal”: un fascismo que, a diferencia del fascismo clásico impulsado por un sector político, es un fascismo pluralista, es decir, el fascismo de los que no saben ni siquiera qué es el fascismo. Los que ven que le roban un celular a una persona, y se levantan para linchar al chorro. Hay toda una serie de actitudes muy violentas. -¿Cuál es el origen de todo eso? -Es una mezcla de frustraciones. Los medios no son ajenos a eso, lucran con esto, y son fruto de toda una confusión. Si relacionamos esto con la inseguridad… acá en la Argentina tenemos un índice de homicidios muy bajo: hay 5,6 asesinatos cada 100 mil habitantes. En Río de Janeiro, hay 12; en Guatemala, hay 60; y en cualquier ciudad norteamericana, es superior a la Argentina. Pero del 100 por ciento de los homicidios, el 70 no son en ocasión de robo, son intrafamiliar, intra vecinal, entre personas que se conocían previamente. -Es decir que la polémica frase “sensación de inseguridad” no es tan desacertada. -El 60 por ciento de los criminales de este país pertenecen a la parte sana a la población. No son personas del hampa, que están educados en ese ámbito. -¿Quiénes son? -El tipo que vuelve de laburar y encuentra a la mujer encamada con otro. Esta es una sociedad muy violenta, intolerante. Si ves las cosas que pone la gente en Facebook, o en Twitter… es impresionante. -En las redes está muy exacerbado todo. Quizá la despersonalización tenga que ver, ya que si querés, podés crearte una identidad falsa. -En la cara no se lo dirías por decoro, pero lo pensás. Ni siquiera es un problema nacional, en Estados Unidos, votaron a Trump. Sería temerario tratar de determinar en qué momento del barro de la historia estamos. Pero yo creo que estamos en un momento de más barro que oro, que no te quepa la menor duda. En ese sentido, fijate, yo pienso que el Siglo XX empezó con la Primera Guerra Mundial y terminó con la caída del Muro, del mundo socialista. En consecuencia, si bien los números dicen que estamos en el Siglo XXI, yo creo que no terminó el siglo anterior. Vivimos en una especie de purgatorio de la historia, como si fueran los años previos al Renacimient Vivimos dentro del capitalismo, en un período terminal, como lo fue el fin de la Edad Media. -¿Te referís sólo al sistema económico? -Económico, cultural, social. Me da la impresión de que vivimos en descomposición. El pasaje de época puede durar 300 años, qué se yo. Hoy vivimos una particularidad que es la desaparición del sujeto revolucionario: hace 50, 60 años, existía la clase obrera. En el trasvasamiento del capitalismo industrial al capitalismo financiero, cambió el sujeto revolucionario. -Bueno, hoy eso está muy presente en el discurso del PRO, la cuestión del emprendedor como trabajador moderno. -Se tienen que ir preparando para hacer trabajos que hoy ni siquiera existen, es la consigna. Fijate vos hasta qué punto tienen esa tara, que en el homenaje a San Martín lo definieron como un “gran emprendedor”. Cada vez que Patán está por largar alguna concatenación de razonamientos, le da unos golpecitos suaves a la mesa verde de fórmica. Pareciera, de esa manera, ordenar las oraciones que llevan el ritmo en clave de percusión. Va a hablar de la Bonaerense, de la supuesta pelea contra las mafias por parte del Gobierno de María Eugenia Vidal. Y de eso sabe mucho. -Su llegada a la Gobernación fue tan sorpresiva que yo creo que ni siquiera tenían pensado qué hacer con la policía. Apeló entonces, y nunca mejor dicho, a la herencia recibida. Tomó el modelo que venía de (el ex ministro de Seguridad, Alejandro) Granados, (el ex ministro de Justicia, Ricardo) Casal y (el ex jefe de la Bonaerense, Hugo) Matzkin, con la única diferencia que lo hizo renunciar a Matzkin por razones jubilatorias, pero lo pusieron a este (Pablo) Bressi, que es Matzkin, y a (Fabián) Perroni, que es Bressi. En consecuencia, eso provocó una especie de interna dentro de la Bonaerense debido a cierta ofuscación del comisariato que tenía cifrado en el cambio de gobierno ciertas ilusiones de poder. Al no haberse dado, empiezan a operar. Hoy esa operación se produce adentro y afuera, como el atraco violento a la casa del intendente de La Plata, el achaco violento a la casa del jefe de Gabinete, Federico Salvai, el secuestro de Osvaldo Mércuri… botonear que en la jefatura de La Plata había 36 sobres con 100 lucas… ¡nada! Ese tipo de cosas. Vidal se agarra de los 36 sobres y lo convierte en la nave insignia de su lucha contra las mafias. No hay ninguna lucha en contra de las mafias. Lo único que hizo fue no tocar las fuentes de financiación de la policía, ni por asomo poner en riesgo el autogobierno de la Bonaerense. Por empezar, una fuerza que se autofinancia, es una fuerza que se autogobierna. De hecho, Ritondo está más cerca de Granados y Matzkin que de la Gobernadora. Por eso ella se va a vivir ahí, al cuartel militar. -¿No confía en su propio ministro? -No, no, no. La Bonaerense es un Estado adentro del Estado y disciplinarlos es un poco más difícil que disciplinar a los trabajadores tercerizados del Teatro Colón. Son bravos esos muchachos.
combinación de fuerzas entre esta gente y el resto de la sociedad. Por semana se mandan tres trapisondas que en otro momento hubiera volteado gobiernos, incluso la detención de funcionarios. En estos momentos, estos tipos funcionan con una impunidad terrible. -Hubo una reacción de cierta oposición al Gobierno que, luego de las PASO, parece haber advertido que este proceso puede durar años. ¿Tuviste la misma sensación? -Estamos viviendo una situación que no se vivía desde 1984 en adelante. Toman medidas bastante burdas, como las escuchas a la ex presidenta Cristina Kirchner. Lo hacen con las llamadas pre-causas, es decir, no hay ninguna causa y –como dicen en la Justicia- “salen a pescar” sobre un tema determinado, pongámosle sobreprecios, en los que estaría involucrado Oscar Parilli durante su gestión. Eso les importa un carajo, y comienzan a detectar conversaciones que les pueden servir para armar nuevas causas judiciales. Entonces se arma un circuito: la AFI te pincha, filtran a los medios esas partes de Cristina puteando y algún fiscal, tipo Marijuán, te abre una causa. Son maniobras burdas, pero hay un porcentaje elevadísimo de los medios que articulan esta operación y un importante sector de la población que se lo cree. La tragedia argentina, además de ser política, es psiquiátrica. -¿Cómo sería eso? -Es muy curioso que la gente cuyo destino económico no es precisamente el de los más ricos del país, que padece este tipo de medidas, termine apoyando a estos hijos de puta. -¿Le encontrás una explicación? ¿No será consecuencia de una pelea excesiva del Gobierno anterior con la clase media? -No es sólo la clase media. Son sectores populares, también. Los tacheros no son clase media, son clase media baja. Muchos se enganchan por el lado de la inseguridad, que es otra construcción. “En mi barrio, la posverdad se llama mentira. Y la mentira hoy es una política de Estado. Estamos viendo cosas alucinantes” -La inseguridad se ha utilizado mucho en la campaña de una manera muy inteligente, lo cual demuestra también que no son improvisados. -Sí, pero ese es lugar de la posverdad. En mi barrio, la posverdad se llama mentira. Y la mentira hoy es una política de Estado. Estamos viendo cosas alucinantes. Hace poco vi en la tele un corte de vecinos que protestaban desde hacía una semana porque no tenían luz. Uno de ellos, el más vehemente y ofuscado, y el que ponía más ramitas en esa especie de barricada, era un señor que decía que no hay luz porque, debido a lo barato que estaban las tarifas, las compañías no podían invertir. Ese señor pedía a gritos que le aumentaran la tarifa, o sea, una locura. Ese fenómeno también coincide con otro, que ni siquiera es argentino, pero que el Gobierno explota muy bien y tiene que ver con lo que el sociólogo portugués, Boaventura de Sousa Santos, llama el “fascismo societal”: un fascismo que, a diferencia del fascismo clásico impulsado por un sector político, es un fascismo pluralista, es decir, el fascismo de los que no saben ni siquiera qué es el fascismo. Los que ven que le roban un celular a una persona, y se levantan para linchar al chorro. Hay toda una serie de actitudes muy violentas. -¿Cuál es el origen de todo eso? -Es una mezcla de frustraciones. Los medios no son ajenos a eso, lucran con esto, y son fruto de toda una confusión. Si relacionamos esto con la inseguridad… acá en la Argentina tenemos un índice de homicidios muy bajo: hay 5,6 asesinatos cada 100 mil habitantes. En Río de Janeiro, hay 12; en Guatemala, hay 60; y en cualquier ciudad norteamericana, es superior a la Argentina. Pero del 100 por ciento de los homicidios, el 70 no son en ocasión de robo, son intrafamiliar, intra vecinal, entre personas que se conocían previamente. -Es decir que la polémica frase “sensación de inseguridad” no es tan desacertada. -El 60 por ciento de los criminales de este país pertenecen a la parte sana a la población. No son personas del hampa, que están educados en ese ámbito. -¿Quiénes son? -El tipo que vuelve de laburar y encuentra a la mujer encamada con otro. Esta es una sociedad muy violenta, intolerante. Si ves las cosas que pone la gente en Facebook, o en Twitter… es impresionante. -En las redes está muy exacerbado todo. Quizá la despersonalización tenga que ver, ya que si querés, podés crearte una identidad falsa. -En la cara no se lo dirías por decoro, pero lo pensás. Ni siquiera es un problema nacional, en Estados Unidos, votaron a Trump. Sería temerario tratar de determinar en qué momento del barro de la historia estamos. Pero yo creo que estamos en un momento de más barro que oro, que no te quepa la menor duda. En ese sentido, fijate, yo pienso que el Siglo XX empezó con la Primera Guerra Mundial y terminó con la caída del Muro, del mundo socialista. En consecuencia, si bien los números dicen que estamos en el Siglo XXI, yo creo que no terminó el siglo anterior. Vivimos en una especie de purgatorio de la historia, como si fueran los años previos al Renacimient Vivimos dentro del capitalismo, en un período terminal, como lo fue el fin de la Edad Media. -¿Te referís sólo al sistema económico? -Económico, cultural, social. Me da la impresión de que vivimos en descomposición. El pasaje de época puede durar 300 años, qué se yo. Hoy vivimos una particularidad que es la desaparición del sujeto revolucionario: hace 50, 60 años, existía la clase obrera. En el trasvasamiento del capitalismo industrial al capitalismo financiero, cambió el sujeto revolucionario. -Bueno, hoy eso está muy presente en el discurso del PRO, la cuestión del emprendedor como trabajador moderno. -Se tienen que ir preparando para hacer trabajos que hoy ni siquiera existen, es la consigna. Fijate vos hasta qué punto tienen esa tara, que en el homenaje a San Martín lo definieron como un “gran emprendedor”. Cada vez que Patán está por largar alguna concatenación de razonamientos, le da unos golpecitos suaves a la mesa verde de fórmica. Pareciera, de esa manera, ordenar las oraciones que llevan el ritmo en clave de percusión. Va a hablar de la Bonaerense, de la supuesta pelea contra las mafias por parte del Gobierno de María Eugenia Vidal. Y de eso sabe mucho. -Su llegada a la Gobernación fue tan sorpresiva que yo creo que ni siquiera tenían pensado qué hacer con la policía. Apeló entonces, y nunca mejor dicho, a la herencia recibida. Tomó el modelo que venía de (el ex ministro de Seguridad, Alejandro) Granados, (el ex ministro de Justicia, Ricardo) Casal y (el ex jefe de la Bonaerense, Hugo) Matzkin, con la única diferencia que lo hizo renunciar a Matzkin por razones jubilatorias, pero lo pusieron a este (Pablo) Bressi, que es Matzkin, y a (Fabián) Perroni, que es Bressi. En consecuencia, eso provocó una especie de interna dentro de la Bonaerense debido a cierta ofuscación del comisariato que tenía cifrado en el cambio de gobierno ciertas ilusiones de poder. Al no haberse dado, empiezan a operar. Hoy esa operación se produce adentro y afuera, como el atraco violento a la casa del intendente de La Plata, el achaco violento a la casa del jefe de Gabinete, Federico Salvai, el secuestro de Osvaldo Mércuri… botonear que en la jefatura de La Plata había 36 sobres con 100 lucas… ¡nada! Ese tipo de cosas. Vidal se agarra de los 36 sobres y lo convierte en la nave insignia de su lucha contra las mafias. No hay ninguna lucha en contra de las mafias. Lo único que hizo fue no tocar las fuentes de financiación de la policía, ni por asomo poner en riesgo el autogobierno de la Bonaerense. Por empezar, una fuerza que se autofinancia, es una fuerza que se autogobierna. De hecho, Ritondo está más cerca de Granados y Matzkin que de la Gobernadora. Por eso ella se va a vivir ahí, al cuartel militar. -¿No confía en su propio ministro? -No, no, no. La Bonaerense es un Estado adentro del Estado y disciplinarlos es un poco más difícil que disciplinar a los trabajadores tercerizados del Teatro Colón. Son bravos esos muchachos.
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