Esta carta se envió también a los diputados Felipe Solá, Rubén Darío Giustozzi, Gilberto Alegre y Graciela Camaño, con el pedido de hacerla llegar, a su vez, a los diputados Mario Das Neves y Adrián Pérez, y al señor Alberto Fernández.
14-3-14
Estimado Sergio:
Por las referencias que me han dado algunos compañeros del partido de San Martín, cercanos a vos, iniciaste tu militancia al lado de buenos peronistas, y tuviste tempranamente tu propia Unidad Básica.
De modo que, supuse, conocías bien el pensamiento filosófico y político del General, su cosmovisión del hombre y de la sociedad, y su ideología humanista, cristiana, nacional y popular que fundamenta todo nuestro accionar, incluida nuestra política exterior.
Llevado por esa sincera creencia, o esperanza, hace unos meses (un poco antes de los comicios legislativos de octubre del año pasado) me ofrecí a visitarte para conversar sobre una eventual colaboración mía, y de algunos compañeros más, en materia de elaboración de planes estratégicos para un futuro gobierno.
El tiempo fue pasando sin que esa reunión se concretara. Quizás fue mejor que no se haya concretado hasta hoy, porque tus declaraciones de ayer 13-3-14, posteriores a tu reunión con directivos de la DAIA, parecen indicar que has tomado un camino muy distinto al que trazó y legó Perón al país, no ya sólo a los peronistas. Y ése era, justamente, el tema central que deseaba charlar contigo: una estrategia nacional que abrevara en el pensamiento filosófico, ideológico y político del fundador de nuestro Movimiento, y fuera idónea para afrontar los desafíos de este mundo globalizado y multipolar en el que estamos inmersos hoy.
De todos modos, expongo mi pensamiento al respecto, como una contribución que puede ayudar a aclarar el confuso panorama que se nos presenta en la actualidad a los argentinos en general, y a los peronistas en particular.
Estoy algo sorprendido por esas declaraciones tuyas del miércoles 13-3-14 sobre el Memorándum de Acuerdo con Irán, el atentado contra la AMIA y otros temas relacionados con la discriminación.
Luego de leer tus opiniones, me queda la impresión de que no conoces en absoluto la causa judicial en la que se investiga ese horrible atentado.
Semejas no saber que esa causa lleva ya más de 19 años (casi 20), sin que se haya encontrado una sola prueba –al menos una prueba que merezca ese nombre- contra Irán ni contra nadie.
Y ello, a pesar de que el expediente es tan abultado que contiene unos 2.000.000 de páginas, distribuidas en alrededor de los 5.000 cuerpos existentes en los casi 600 legajos. Esa montaña de papel, insisto, no contiene una sola prueba seria, mientras que está plagado de ocultamientos y encubrimientos muy graves por parte del fiscal Dr. Alberto Nisman, y aún del juez Dr. Rodolfo Canicoba Corral que, algún día, seguramente serán investigados.
En ese aspecto, tengo reservado para vos un ejemplar de mi libro “AMIA, Embajada: ¿Verdad o fraude?, que te haré llegar a tu despacho de la Cámara de Diputados de la Nación. En él encontrarás las evidencias de lo que afirmo más arriba: no hay pruebas contra Irán ni contra nadie, y sí hay muchos ocultamientos y encubrimientos muy sugestivos y graves.
Por otro lado, no veo qué medidas puedes sugerirles a la DAIA y la AMIA para indagar a los iraníes acusados. Como cualquier argentino, sabes que el fiscal Nisman envió en 2007 un exhorto diplomático a Teherán, pidiendo la extradición de tales acusados. Irán respondió en 2008, demostrándonos que no habíamos enviado prueba alguna que fundamentara esa extradición, y nos solicitó que le enviáramos tales pruebas. Han pasado seis años desde esa respuesta iraní, durante los cuales he solicitado al Dr. Nisman, en tres oportunidades, que respondiera el pedido de Irán de enviarles las pruebas… si las tenemos. Nunca el fiscal Nisman accedió a mi elemental pedido. El mismo bochorno pasamos hace nueve años con Gran Bretaña, cuando le solicitamos la extradición del Sr. Solenmaipour, ex embajador de Irán en Buenos Aires: nuestra pretensión fue rechazada por falta total de pruebas y, por dicha falta de prueba, encima debimos pagar las costas (unos 280.000 dólares).
Ahora como abogado, Sergio, ¿cómo piensas que podremos indagar a los acusados iraníes si no hay extradición por falta de pruebas? ¿No crees que, en realidad, la vía del Memorándum es la única viable, aunque no sea la óptima, o la que prefieran las entidades judías?
Además, ¿no crees que la cerrada oposición de la AMIA, la DAIA e Israel al Memorándum podría deberse a que ellos saben que no hay pruebas contra los iraníes y que, luego del veredicto de la Comisión de la Verdad en tal sentido (que es inexorable), las sospechas se volverán naturalmente contra los autores de tales falsas acusaciones?
Algo más: si lees el expediente judicial mencionado y/o mi libro, comprobarás que no hay discriminación contra los semitas, es decir, contra los judíos, porque semitas somos todos o casi todos los que tenemos origen en Medio Oriente (antes llamados cananeos), incluidos mis padres que eran libaneses maronitas (católicos). En cambio, verás que hay numerosos casos de discriminación contra los musulmanes, árabes o no, cometidos por el ex juez Dr. Galeano, el actual juez Dr. Canicoba Corral, y el fiscal Dr. Nisman.
Ésa es la verdad que surge naturalmente del expediente judicial y de mi libro. Por eso mismo, me gustaría que leyeras ambos documentos, antes de seguir opinando y actuando sobre este escabroso y manoseado tema.
Finalmente, tus declaraciones posteriores a esa reunión con la DAIA indican que te has alineado acríticamente con el eje de poder EE.UU-Unión Europea-Israel. Reitero: creo que tienes origen peronista, al menos con posterioridad a tu escuela secundaria. Por ello, esta alineación tuya me resulta incomprensible, especialmente luego de la desastrosa experiencia de Carlos Menem y su gobierno en el mismo campo neoliberal-fondomonetarista que es declarada, profunda, ancestral y conceptualmente antiperonista. Ese eje, mal llamado “del bien”, es en realidad nuestro enemigo (no un simple adversario), porque responde en forma inocultable a los poderosos banqueros que buscan implantar un gobierno mundialista plutocrático que perjudica a los pueblos nacionales y que, por ello mismo, fue firmemente combatido por Perón, nuestro (tuyo y mío, y de todos nosotros) fundador y conductor. Todo peronista debe seguir ineludiblemente sus pasos en esta materia.
Es cierto que ya no hay un tablero planetario bipolar, como para que hablemos de una tercera posición política, pero sí es evidente que hemos entrado en la era de la globalización y de la multipolaridad, en la que al menos 5 grandes potencias se disputan la primacía mundial: EE.UU., Europa, China, Rusia y la India. Frente a esa realidad insoslayable, lo lógico y sensato (y, de paso, peronista) es mantener una política exterior de equilibrio y equidistancia respecto de los cinco grandes, para lograr un camino propio que nos permita desarrollarnos integral y armónicamente y recuperar la grandeza y el poder nacionales, única forma de asegurar la justicia social para nuestro pueblo.
El alineamiento acrítico con alguna de tales 5 potencias, o superpotencias, tornará imposible alcanzar esa meta central. Eso es tan cierto y claro hoy, como en 1945 y en 1973, sobre todo para un candidato presidencial peronista.
Con un abrazo.
Juan Gabriel Labaké
Abogado y Peronista
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